Para quienes no hemos tenido la fortuna de visitar Bélgica, poco podemos decir del país. Sabemos que son buenos cerveceros, que fabrican un delicioso chocolate, pero, si pensamos en el mundo del café y que ha aportado este país a este escenario, seguro ni nos imaginaríamos que son los inventores se la cafetera más exótica y atractiva que jamás ha existido, la cafetera de sifón belga. Y es de entender que quien lea este artículo desconozca por completo de la existencia se tal dispositivo, pues es en realidad algo muy raro de ver en las cafeterías u hogares, donde se prepare café. Pero aquí vamos a contarte un poco más al respecto.
La cafetera de sifón belga o cafetera de balanza, surge a mediados del S.XIX, casi un siglo después de su predecesora, la cafetera de sifón vertical, la cual utiliza los mismos principios del diseño del Globo Francés, pero una característica única es que apaga su propia llama. Los dos recipientes del sifón de balanza se ubican a cada lado y a medida que el agua se transfiere de un recipiente al otro, un sistema de balance basado en un medidor de peso o mecanismo de resorte se activa con el cambio de peso, lo cual provoca que se apague la llama.
Hacia finales del siglo 19, el sifón llega a los Estados Unidos. No fue sino hasta comienzos del siglo 20, sin embargo, que fue fabricado allí. En 1915, las señoras Ann Bridges y Sutton de Massachusetts comercializaron el sifón bajo el nombre de Silex, método sanitario e interesante para preparar exquisito café, fácil de utilizar ya que es transparente a los rayos X). También utilizaron el nuevo vidrio Pyrex para horno, lo cual indica que a diferencia de muchos de los anteriores, el Silex no corría el riesgo de romperse.
¿Qué esperar de un café de sifón?
Este método combina una preparación de inmersión completa (como la prensa Francesa) con un filtro (por ejemplo, un V60), brindando como resultado una taza muy limpia y de buen cuerpo. El sifón es perfecto para brindar cualidades al café y es este balance lo que hace único el café de sifón.
Intenté preparar en mi sifón un caturra de la Finca Buena Vista en Pitalito, Huila. Una región de Colombia. El café había sido tostado por Glen Edith Coffee Roasters de Nueva York. Al comienzo destaca una acidez brillante a cereza seguida por avellana y notas a toffe en el residual.
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